Brecha. Estados Unidos en Irak – Contra la libertad de informar

Hace dos meses no hay testimonios occidentales de la carnicería iraquí. Ahora los invasores admiten que al menos nueve periodistas iraquíes están presos sin ningún cargo; casi todos trabajaban para reconstruir la verdad sobre Faluya, la ciudad mártir donde se teme hubo 50 mil muertos. Gennaro Carotenuto Desde Roma


Al final el coronel Steve Boylan, vocero del comando ocupante en Bagdad, tuvo que admitirlo: el ejército de Estados Unidos tiene en sus prisiones de Irak al menos a nueve periodistas. Ninguno de ellos está acusado de cometer algún delito. Los dos últimos son reporteros de la agencia France Press: Ammar Daham Naef Khalaf fue arrestado en su casa en Ramadi, 100 quilómetros al oeste de la capital, el pasado 11 de abril. Desde el 26 del mismo mes está preso en la siniestra cárcel de Abu Gjraib. Otro reportero de la misma agencia, Fares Nawaf al Issaywi, fue arrestado por la policía iraquí en el camino de Faluya el 1 de mayo. Fue entregado al Primer Cuerpo de marines y está en la cárcel de Ramadi porque tenía fotos tomadas en la ciudad de Faluya. Según Boylan los periodistas están presos legalmente por una interpretación ?perversa? de la resolución 1.546 de las Naciones Unidas, que permite a los ocupantes arrestar a quien amenace su seguridad. Los nueve periodistas están presos porque la libertad de información es una amenaza para los invasores. Aunque no existan cifras oficiales, se estima que el sistema de campos de concentración en Irak enjaula a unos 17 mil ciudadanos del país invadido hace dos años. Es previsible que el número de periodistas detenidos, tanto iraquíes como procedentes de otros países árabes, sea mucho mayor que el declarado por el vocero estadounidense. Boylan ?en cuanto a los derechos personales y al hábeas corpus de los detenidos? sólo contesta que cada uno es examinado cada seis meses. ?Varios de ellos ?concluye Boylan? ya llevan varios meses encarcelados.?
FALUYA: LA GUERNICA SILENCIADA. En Irak han sido asesinados al menos 65 periodistas. Los reporteros occidentales han abandonado el país en los primeros días de marzo después del epílogo del secuestro de la periodista italiana Giuliana Sgrena, mientras la francesa Florence Aubenas, su intérprete, Hussein Hanoun, y tres periodistas rumanos siguen secuestrados. En el país quedan sólo periodistas estadounidenses de los grandes diarios y agencias de prensa. Viven permanentemente encerrados en la Zona Verde, el área fortificada donde está el comando ocupante y el gobierno implantado por éste. Para sus servicios utilizan informaciones proporcionadas por las mismas tropas invasoras o por periodistas iraquíes, los llamados stringers, que arriesgan la vida por sueldos ínfimos y a menudo son arrestados por ser sospechosos de simpatía con la resistencia. Uno de ellos es Abdul Ameer Hussein, camarógrafo de la cadena CBS. Estaba informando sobre el bombardeo a la ciudad de Mosul cuando fue herido por las tropas estadounidenses. Por haber permanecido en la zona de bombardeo resultó positivo al test sobre residuos de explosivos y desde entonces está preso en Abu Gjraib. En el mes de marzo el Pentágono anunció que no habrá ninguna respuesta a la demanda de la agencia Reuters sobre el caso de tres periodistas iraquíes de la misma agencia que, en enero de 2004, fueron detenidos en Faluya, torturados y abusados sexualmente. La mayoría de estas denuncias siguen el caso de Eason Jordan, durante 23 años director de la CNN, que en febrero declaró que al menos 12 periodistas han sido asesinados deliberadamente por las tropas estadounidenses. Las violaciones al derecho a la información se convierten en un muro infranqueable cuando se trata de Faluya. Aubenas, Sgrena, y Enzo Baldoni, periodista italiano secuestrado y asesinado, trabajaban en Faluya. Wael Issam, uno de los nueve, periodista de Al-Arabya fue arrestado en el aeropuerto de Bagdad mientras intentaba sacar de Irak filmaciones de la ciudad destruida.
Los números ofrecidos por los asaltantes hablan de 2 mil terroristas muertos y afirman que 100 mil de los 300 mil habitantes ya han vuelto a sus casas. Otras fuentes hablan de no más de 20 mil retornados, todos fichados con las más modernas técnicas biométricas. Khalid al-Shaykhli, jerarca del Ministerio de Salud, en una rueda de prensa trasmitida por la cadena Al-Jazeera ?expulsada de Irak hace un año y medio?, ignorada por la prensa occidental, declaró: ?Mis médicos han encontrado pruebas de que en Faluya se utilizaron armas prohibidas, iprite, gas nervino, napalm?. El uso de estas armas de destrucción masiva fue prologado por intensos bombardeos de aviones F-16 y helicópteros de combate, antes de que empezara el asalto final con 10 mil marines y tanques Abraham. Así que los números confeccionados por el general John Sattler son seguramente falsos. Hay 30 mil casas destruidas en Faluya, y miles de civiles asesinados bajo las bombas o a sangre fría. En los cálculos de la Medialuna Roja faltan 50 mil personas. ¿Es para proteger este secreto que están matando, torturando y arrestando periodistas las tropas del país de ?Ciudadano Kane??