Tras años de apropiación de las arcas del Estado, Ulises Ruiz es hoy aun más fuerte tanto a nivel local como nacional. El gobernador aparece como uno de los símbolos del revanchismo del ex partido-Estado mexicano, que busca volver a gobernar el país ante la crisis del pan de Felipe Calderón. Por el contrario, los movimientos sociales y toda la izquierda, que continúan padeciendo una brutal y silenciosa represión, han perdido fuerza y están divididos entre un ala dura y otra “dialoguista”, esta última acusada por la primera de haber sido cooptada y hasta comprada por el gobierno.
Gennaro Carotenuto desde Oaxaca
CAUDILLO. Al observar la Oaxaca actual, después de haberla conocido movilizada y luego maltratada por el ejército, que la tomó por completo, salta a los ojos que Ulises Ruiz es un político de primera clase. Oaxaca aparece hoy como una ciudad prolija, limpia, llena de atractivos tanto para locales como para turistas, y en plena actividad. Hojear un diario o mirar un noticiero de la tevé equivale a toparse con una obsesiva campaña progubernamental, que magnifica los éxitos de la “paz social” instaurada a la fuerza por Ulises Ruiz. Nada parece avalar los números que en esa campaña se citan. Con Ruiz a la cabeza Oaxaca ha superado a Chiapas como la ciudad más pobre del país. La tercera parte de la población ni siquiera tiene agua potable y el 72 por ciento carece de acceso a la atención sanitaria. De los 100 municipios más pobres de México, 58 quedan en Oaxaca, y en la zona mixteca las condiciones de miseria son comparables a las del África subsahariana. Pero Ruiz ha sabido operar para desactivar las movilizaciones sociales.
Según Manuel Chomula, periodista cercano a la appo, “los maestros, aquellos que iniciaron la protesta de 2006 y fueron la principal fuerza de la Asamblea, conocieron un considerable aumento salarial, de 6 mil a 10 mil pesos (unos 750 dólares). Esto se une a la lamentable aceptación de la corrupción por una parte importante del pueblo, que ha comenzado a ver como normal lo que no debería serlo. Los cientos de presos políticos, tratados entonces como si fueran terroristas militantes de Al Qaeda, han sido liberados, con excepción de uno”. Se trata de Juan Manuel Martínez Moreno, un militante de la appo acusado de haber asesinado al camarógrafo estadounidense Brad Will el 27 de octubre de 2006. A pesar de que toda la evidencia señala que Will fue asesinado por un sicario a sueldo del propio Ulises Ruiz (y la muerte de un ciudadano estadounidense fue la excusa para la toma de la ciudad por el ejército) y que incluso en noviembre de 2009 un magistrado exculpó por completo a Martínez Moreno, éste permanece detenido porque el gobierno de Estados Unidos habría condicionado la entrega de fondos del Plan Mérida a que haya un culpable por el asesinato de Will. “La verdad –cuenta a Brecha una militante– es que hoy hay por lo menos dos appo.
Hay una que está negociando y a veces vendiéndose, y otra dura, compuesta por movimientos indígenas, anarquistas, punks, que sigue apostando a la salida no electoral de la crisis. En ninguna de las últimas concentraciones, que a pesar de todo siguen produciéndose, aparecen ya los sindicatos y los partidos. El Partido Comunista de Oaxaca, el prd y las demás fuerzas eligieron la vía electoral, e indefectiblemente chocarán con el fraude.” Chomula también está convencido de que el gobernador manipula las elecciones: “Ya en 2004 Ruiz fue elegido fraudulentamente. Le ganó por apenas 3 mil votos al candidato de la izquierda, el senador Gabino Cué. El aparataje priista impidió que las irregularidades fueran investigadas, sentando las bases de las protestas de 2006”. También el hombre que con toda probabilidad Ulises Ruiz impondrá como su sucesor en las elecciones del 5 de julio, el actual intendente de Oaxaca, José Manuel Fernández Fraguas, se impuso con fraude. Sobre un padrón electoral de más de 200 mil votantes apenas 60 mil sufragaron. De ellos, 28 mil habrían votado por Fernández, 3 mil más que por su más cercano seguidor, pero… En este contexto, la represión a los movimientos duros –sobre todo los indígenas– y la corrupción campean. A los más de 20 muertos registrados tras las protestas de 2006 se han agregado otros seis, entre ellos dos jovencísimas locutoras y reporteras de la estación de radio La Voz que Rompe el Silencio, Teresa Bautista Merino y Felicitas Martínez Sánchez, asesinadas por sicarios al salir de una reunión de la appo en abril de 2008.
María Salinas de Ruiz, esposa de Ulises, multiplica paralelamente las inauguraciones de “obras” en la propia capital federal. La más reciente es Sedna, una de las más adelantadas clínicas privadas de toda la Ciudad de México, en la cual ningún oaxaqueño pobre se podrá atender. La señora Salinas de Ruiz resulta ser la accionista mayoritaria del hospital. Muchos otros familiares directos de Ruiz figuran entre los propietarios de decenas de empresas. Si el estado de Oaxaca tiene un presupuesto de 2.000 millones de dólares, la clínica costó 1.500 millones, y pocos analistas tienen dudas sobre el hecho de que parte de esta inversión fue desviada de fondos públicos oaxaqueños.
PACTOS. El apoyo a Ruiz fue el precio que el pan pagó al pri para lograr que éste no respaldara las denuncias de fraude en las elecciones nacionales formuladas por el centroizquierdista Andrés Manuel López Obrador. Para el 5 de julio de 2010 se está preparando una trampa similar: un pacto de no beligerancia entre el pri y el pan que deje a Oaxaca en manos priistas. “Se está fraguando otra elección en la cual el candidato priista derrotará con fraude al candidato de la izquierda (con toda probabilidad el mismo Cué)”, dice la militante del ala “dura” de la appo entrevistada por Brecha. “Yo no estoy por la vía electoral y sin embargo es probable que no renunciemos a jugar también esta carta. No nos quedan muchas más”, concluye.