Brecha – Las fuerzas en la contienda: Israel, Líbano, Hizbollá

Las fuerzas de Israel y de Líbano son incomparables. El país de los cedros, que después de la guerra civil de los años ochenta se había transformado en un protectorado semicolonial de la dictadura baazista siria, tiene un ejército de unos 70 mil hombres con 310 tanques y apenas 24 helicópteros. Hasta ahora el ejército libanés ha sido un factor marginal en la guerra.

El israelí es uno de los más poderosos, entrenado, armado y motivado del mundo. Puede contar con 168 mil efectivos, más 636 mil hombres en la reserva, 3.700 tanques, 8 mil blindados, 800 bombarderos, 79 aviones para transportar tropas, 302 helicópteros, 17 naves, cinco submarinos, 200 cabezas nucleares y un sistema antimisiles Patriot integrado en todo el país.
La organización Hizbollá, liderada por el jeque Hassan Nasrallah, nace en 1982 como milicia, luego transformada en partido de la comunidad chiita, más de un millón de personas, en la guerra civil que ensangrentó al Líbano desde 1975 hasta 1990. En el año 2000 logró su objetivo histórico con el fin de la ocupación militar israelí. Apoyada, financiada y respaldada por Irán y Siria, es considerada un grupo terrorista por los países anglosajones y los de Europa occidental, pero no por Rusia –aliada de Irán–, que sigue dialogando tanto con Hizbollá como con Hamas. Cuenta con unos 5 mil milicianos armados y tiene como arma más importante los cohetes Katyusha –unos 10 mil o 15 mil–, que a pesar de no ser teledirigidos demostraron capacidad de eludir los sistemas Patriot israelíes, dejando hasta ahora unos 25 muertos y daños ingentes hasta la ciudad de Haifa, la más importante del norte de Israel.
Claves
Solidaridad circunstancial. “Los grupos políticos y religiosos libaneses han desarrollado una alianza táctica con Hizbollá, porque lo consideran la última –y en realidad única– barrera a la penetración israelí en su territorio”, señala Patrick Haenni, analista del centro de investigaciones International Crisis Group. “Al comienzo, cuando Hizbollá secuestró a dos soldados israelíes, los libaneses rechazaron esos actos, porque no querían verse involucrados en el conflicto. Israel quiso operar sobre estas contradicciones, pero no le resultó. Al contrario: la resistencia islámica es la única que puede oponerse al desmembramiento del país por Israel, y eso lo percibieron tanto los partidos como el gobierno libanés”, indica Haenni.
INTACTOS. “Quebrar” a Hizbollá era el objetivo declarado de los atacantes israelíes. Sin embargo, al cabo de nueve días de bombardeos intensos iniciados el miércoles 12, la organización islámica parece no haber sido mayormente afectada. “Pensar que un grupo como éste puede ser destruido sólo por la fuerza de las armas es absurdo”, subrayó Shaul Mishal, especialista en movimientos islámicos en la Universidad de Tel Aviv.
“Disponemos de misiles suficientes como para atacar a Israel durante meses”, dijo uno de los dirigentes de Hizbollá, Mahmud Komati. Martes y miércoles llovieron efectivamente misiles sobre Israel. Por otra parte, el grupo armado islámico rechazó una incursión terrestre de las tropas del Tsahal, causando varias bajas a los atacantes.
Según informó ayer jueves el diario francés Libération, las dificultades que encuentra el ejército israelí en el frente, mucho mayores a las esperadas, han generado la aparición de las primeras críticas abiertas al gobierno en el propio Israel. “Ninguno de los objetivos fijados por el primer ministro será alcanzado”, sostuvo el diario conservador Yediot Ahoronot. “Los soldados secuestrados no serán restituidos sin contrapartidas, Hizbollá no será desarmado y el ejército libanés será incapaz de asegurar las fronteras”, concluyó. “La ilusión de una solución milagrosa se ha desvanecido”, constató a su vez Haaretz, considerado progresista. Y agrega: “Los dirigentes israelíes están ante un difícil dilema: o concluir su operación mediante la diplomacia o conducir una ofensiva terrestre muy costosa en vidas humanas”. Ya han aparecido voces en favor de la primera opción, la diplomática. Una de ellas es la de Avi Dichter, ex responsable de los servicios secretos; otra la de Danny Yatom, general retirado y diputado laborista.
Pese a esas presiones, el gobierno israelí insiste en la vía militar. Según señaló el diario británico The Guardian en su edición del miércoles, estadounidenses y europeos dieron a Israel “una semana más de plazo para que liquide a Hizbollá”, lo que extendería la ofensiva al menos hasta el lunes.