Brecha – El póquer iraní

Dos atentados salpican de sangre el enfrentamiento entre Irán y Estados Unidos. Con el apoyo de Europa y la oposición de Rusia y China, la batalla va hacia el Consejo de Seguridad de la ONU en un contexto donde llegar a conclusiones es arriesgado.
Gennaro Carotenuto desde Roma
En Awaz, en el suroeste de Irán, la zona petrolera con una importante minoría árabe y un se paratismo endémico, el martes 24 dos bombas dejaron un saldo de nueve muertos y 40 heridos. El régimen de los ayatolá denuncia que los atentados tienen matriz extranjera y posiblemente británica, y sin embargo parece haberse metido en un callejón sin salida del cual intentará a duras penas salir en la reunión de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (AIEA) del próximo 2 de febrero en la que el país se verá imputado. Irán pretende contar con un aliado importante, China, que sin embargo está codiciado por Estados Unidos que pretende llegar a una dura condena.
COMO VIENE LA MANO. El mes pasado Irán rompió unilateralmente los sellos puestos por la AIEA en la planta nuclear de Nananz en el momento más álgido de una campaña ?exclusivamente verbal? de parte del presidente Mahmoud Ahmedinejad. Éste, débil internamente, intentaba ostentar una política exterior agresiva para compactar el nacionalismo de su país mientras otros, entre ellos el líder supremo, el ayatolá Alí Kahmenei ?máxima autoridad religiosa y por lo tanto política? seguía mostrando una cara responsable del país. La realidad es que, mientras no se demuestre lo contrario, Irán está muy lejos de las posibilidades de tener un arma atómica y entonces la búsqueda de tensar la situación internacional tiene que estar relacionada con objetivos más limitados de parte del país chiita.
Para intentar explicar los motivos que han llevado a Irán a lo que aparentemente es un callejón sin salida, hay que remontarse al estancamiento de los coloquios internacionales sobre la cuestión nuclear iraní. Irán quiere usar las conversaciones y la tensión internacional, tanto en el frente interno, como en el ajedrez internacional. Teherán en este momento siente que puede jugar de manera arriesgada por varios motivos. El primero es que no teme seriamente ni una intervención militar directa, ni una operación quirúrgica contra sus instalaciones nucleares de parte de Estados Unidos. La primera es difícilmente pensable y la segunda conlleva el seguro derrumbe de la alianza fatigosamente tejida por Estados Unidos con los chiitas iraquíes que, por sí sola, salva a los estadounidenses de una derrota estilo vietnamita en Oriente Medio. Por motivos análogos es difícil pensar que Israel pueda emprender una acción unilateral en este momento, al estilo de la misión Osirak con la cual en 1981 destruyó el reactor nuclear iraquí. El segundo motivo es que a pesar de haberse vuelto a compactar el frente occidental, con los europeos obligados a hacer frente común con Estados Unidos, Irán no cree que Europa pueda soportar ?y por consiguiente aceptar? un bloqueo contra este país. Si en los últimos tiempos Estados Unidos ha reducido sustancialmente sus intereses en el país y pudo sostener dos décadas de bloqueo, los aliados europeos sustituyeron a los estadounidenses en los negocios con Teherán y con los precios actuales del crudo un eventual bloqueo podría ser suicida. El último motivo es que Europa como cliente y como centro político es hoy menos importante para Teherán. Hoy día es importante la alianza con otro productor como Rusia ?y en perspectiva Venezuela? y el eje con sus nuevos y cada vez más decisivos clientes: China e India (véase BRECHA, 5-I-06).
LAS CARTAS DE BUSH. En estos días Estados Unidos ha tenido encuentros reservados con dirigentes chinos y paquistaníes. Con los primeros hizo hincapié en la visita del presidente chino Hu Jintao a Washington en el próximo mes de abril. Irán es un proveedor fundamental de China de petróleo y gas, y Estados Unidos deberá utilizar argumentos muy sólidos para convencer a China de no utilizar su poder de veto contra un eventual castigo a Teherán. Difícil que pueda lograrlo. Con Islamabad los argumentos son menos sutiles. La dictadura amiga ?y por lo tanto buena? de Perwez Musharraf, no deja de tener dificultades cuando Estados Unidos bombardea su propio territorio, como ha pasado hace dos semanas, asesinando 18 civiles. El asesinato de civiles por parte de los aliados estadounidenses ha provocado reacciones relativamente duras del primer ministro de este país, Shaukat Aziz. Sin embargo está claro que con estos episodios el régimen encuentra la presión de sus dos oposiciones, la religiosa y la democrática. Algunas opiniones ?especialmente asiáticas? ven en los bombardeos una manera de Estados Unidos de presionar a Pakistán para obtener pruebas de que secretos nucleares de este país han sido vendidos o cedidos a Irán. Sería el smoking gun que podría justificar acciones más duras contra Teherán. Para apoyar esta versión, los mismos servicios paquistaníes estarían haciendo filtrar la versión de que Estados Unidos está interesado en interrogar al que sería un hombre clave de esta historia. Es el ingeniero nuclear ?el padre de la bomba paquistaní? Abdul Qadeer Khan. El ingeniero, actualmente preso en su casa, podría revelar a Estados Unidos las evidencias ?o hacer como si existieran, como pasó con la armas de destrucción masiva iraquíes? de que Teherán ha adquirido ilegalmente tecnología nuclear desde Islamabad.
A la espera de la reunión del próximo 2 de febrero el cuadro internacional está suficientemente esbozado. Difícilmente Estados Unidos obtendrá el apoyo de China y Rusia y sin embargo logró mantener compactado el frente europeo. La troika, formada por Londres, Berlín y París ha ido en las últimas semanas asumiendo una posición cada vez más dura y menos conciliatoria, a la cabeza de la cual es previsible que esté el británico Tony Blair que ha llegado a no excluir ninguna solución, incluso la militar. Para The Washington Post la posición europea es un triunfo de la rigidez estadounidense. Por ahora Estados Unidos busca llegar desde la reunión de la agencia hasta el Consejo de Seguridad para poner en el tapete las posibles sanciones contra Irán. Teherán, a pesar de las palabras incendiarias de su presidente Mahmoud Ahmedinejad, busca una tratativa, y lo hace a través de Rusia, a la que considera su aliado más firme. Y es desde Rusia que en la última semana se han filtrado una serie de noticias conciliatorias. Se permitió a la emisora CNN volver a operar en Irán (aunque el miércoles 25 las autoridades de Teherán han cerrado el sitio en idioma persa de la BBC), desde Moscú se ha conocido la noticia del encuentro secreto del emisario de la ONU y director de la AIEA, el premio Nobel de la Paz, El Baradei, con el jefe iraní para las negociaciones Larijani, y la propuesta más contundente que demostraría las finalidades exclusivamente pacíficas del emprendimiento nuclear iraní: el procesamiento de uranio en territorio ruso.
EL DOBLE RASERO. Del Irán khomeinista puede pensarse mal. Es un país nada liberal donde los derechos humanos se violan diariamente. Sin embargo el ruido con el cual la comunidad internacional, orientada y maniobrada por Estados Unidos, ha acogido el episodio de Nananz es completamente injustificado. Los que han dicho o escrito que Teherán abriendo Nananz habría violado el tratado de no proliferación nuclear se han equivocado. Este tratado no impide el derecho de adquirir y controlar tecnologías para enriquecer uranio con motivaciones pacíficas, que es lo que Irán pretende hacer en Nananz y en otros sitios. Sería curioso sancionar a un país que ha respetado al pie de la letra ?por lo menos hasta ahora y según lo conocido? el tratado por el que se pretende sancionarlo, sobre la base de la pretensión de que el respeto del tratado esconde la intención de violarlo en adelante. Y es más curioso cuando por lo menos tres fuertes aliados de Estados Unidos, Israel, India y Pakistán, defraudaron repetidamente toda esperanza de evitar escaladas nucleares en el planeta. En el caso de Israel, no puede ser acusado de haber violado el tratado de no proliferación ya que jamás lo suscribió, y nunca aceptó algún tipo de inspección en su territorio, y con su arma atómica tiene en jaque una región entera, Oriente Medio. La aplicación de un doble rasero, por el cual algunos están obligados a respetar la legalidad internacional y otros pueden eludirla, puede ser contrabandeada sólo en Occidente como un sistema viable de resolución de conflictos. Sin embargo, la escalada a la cual estamos asistiendo fortalece a las derechas, la iraní, encarnada en Ahmedinejad y la estadounidense, representada por George W Bush.