Brecha – Egipto: “El islam es la solución”

Bajo el lema de siempre, los Hermanos Musulmanes están haciendo tambalear al régimen egipcio. En el país norafricano, una ficción de democracia impuesta por George W Bush se está transformando en huracán.
Gennaro Carotenuto desde Roma
En setiembre, Hosni Moubarak ganó sin competencia las elecciones presidenciales. Permitió una contienda apenas democrática para ofrecer al aliado estadounidense un éxito concreto en su afán de “exportar la democracia” y crear un “nuevo Oriente Medio”. En las elecciones presidenciales no podía haber sorpresas, pero las parlamentarias que se desarrollan en tres turnos –el último fue ayer, jueves– están representando un golpe a la estabilidad del régimen y de la región. A pesar de los masivos fraudes, y de la violencia policial que ha caracterizado las elecciones, los egipcios han concurrido masivamente a las urnas y votaron –en la medida de lo posible– por los candidatos del movimiento tradicionalista de los Hermanos Musulmanes (hm), con casi 80 años en el país y medio siglo de clandestinidad. Éstos llevarán al parlamento de El Cairo a cien diputados, una novedad impresionante en un país donde de hecho funciona el sistema de partido único y los hm siguen fuera de la ley.
La izquierda nacionalista apenas logró un par de escaños. Los que pudieron y quisieron exponerse al peligro, votaron por los islamistas moderados como alternativa a un régimen filoestadounidense que siguió reprimiendo como siempre y que el último fin de semana arrestó a más de 200 opositores después de los otros 400 del fin de semana anterior. Se diría que los hm no quisieron conquistar la mayoría y presentaron candidatos sólo en unos 150 colegios. Sólo pretendieron hacer una demostración de fuerza y muestran ahora mucha más calma y pragmatismo que un régimen que de repente se encuentra con un parlamento formado con un cuarto de diputados pertenecientes a un partido ilegal. Los hm, por ahora, quieren consolidar el resultado, llegar al parlamento y después poner sobre la mesa el problema de la legalización pero sin buscar por ahora el choque frontal, en una estrategia de larga duración para la conquista del poder. Es una estrategia que está contaminando también a los vecinos palestinos de Hamas –que nacieron de los hm– que está apuntando al mismo tipo de consolidación electoral. Del lado del régimen esta estrategia resulta especialmente peligrosa. Un crecimiento moderado podría erosionar lentamente el poder, pero una escalada contra un enemigo que demostró más fuerza de la esperada puede acelerar la caída de la dictadura.
UNA HISTORIA ISLÁMICA. Egipto, con sus 5 mil años de historia y sus 80 millones de habitantes, es el segundo país africano más poblado después de Nigeria y el segundo país árabe después de Indonesia. Sin embargo, es el verdadero corazón de la lengua árabe y de la cultura musulmana. En 1978, Anwar Sadat, predecesor de Hosni Moubarak y asesinado en 1981, firmó el tratado de paz con Israel.
Los Hermanos Musulmanes
–Ikhwan en árabe– fueron fundados por Hasan Al-Banna, un maestro, en 1928. Promovía la reforma social y moral de la sociedad egipcia basándose en la tradición islámica y dirigiendo su prédica especialmente hacia los jóvenes. El éxito fue inmediato y en pocos años la organización arraigó en la sociedad con miles de círculos. En 1952 contribuye a derrocar a la monarquía pero queda fuera del gobierno revolucionario y va al choque frontal contra el laico Gamal Abdel Nasser. Éste prohíbe a los Hermanos Musulmanes en 1954. Sin embargo, si los años de Nasser son los de represión dura y pura, con Sadat y luego con Moubarak, abandonada la lucha armada, la organización instaura un diálogo desde la distancia con el partido estatal (el Partido Nacionalista Democrático) y con el gobierno. Los Hermanos renuncian a ocuparse de política y a confrontar abiertamente la dictadura, pero echan raíces en la sociedad. Hoy los miembros de la organización serían más de un millón. Controlan las mezquitas en los barrios pero también grandes centros culturales y teológicos como Azhar. Desde la tradicional influencia sobre el sistema educativo se han extendido a profesionales, médicos, ingenieros, abogados. Cada vez más intelectuales laicos apoyan el movimiento como única salida posible del régimen semicolonial actual. En los últimos años han utilizado las nuevas tecnologías –especialmente las antenas parabólicas–, torciendo el brazo de la censura. El éxito electoral ahora abre nuevos escenarios. De un lado los Hermanos Musulmanes pueden hacer saltar el tablero del régimen de ahora a 2011, cuando podrán presentar un candidato opositor. Sin embargo, hasta entonces deberán enfrentarse a la competencia de la Yihad –los islamistas radicales–, hacia la cual el régimen intentará empujarlos. El espectro de Argelia, cuando en 1992 los islámicos moderados del Frente Islámico de Salvación fueron ilegalizados después de ganar democráticamente las elecciones y la dictadura militar, radicalizando el choque, empujó el país a la guerra civil, está presente. Sin embargo el partido egipcio tiene todas sus cartas para jugar.