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Brecha – Italia – El dios Silvio bajó a la tierra

La derecha italiana perdió estrepitosamente las elecciones regionales salvando sólo dos regiones contra once donde ganó la izquierda, que la aventajó en dos millones de votos. Silvio Berlusconi aceptó la derrota y después de diez años participó en un debate televisivo.


Gennaro Carotenuto,
Desde Roma


EN ITALIA SE esperaba que las elecciones regionales fueran un voto de castigo contra el gobierno neoliberal de Silvio Berlusconi. Sin embargo el resultado de las urnas estuvo más allá de todas las previsiones. Sólo en el reducto lombardo-veneto, en el noreste del país, los candidatos de derecha lograron un éxito que no es un triunfo. En Lombardia el católico Roberto Formigoni, un posible sucesor de Berlusconi, obtuvo apenas el 52 por ciento contra el 66 por ciento de hace cinco años. Perdió 750.000 votos. En el Veneto la derecha cosechó el 50,5 por ciento de los votos contra el 60 del año 2000. Son las dos regiones donde la Liga Norte es decisiva mientras en el resto del país casi no existe. Es un dato político que hace de Silvio Berlusconi un rehén del partido xenófobo del norte del cual no puede prescindir.


UN MAPA REVOLUCIONADO. De las once restantes regiones donde se votaba, seis eran administradas por el ?Polo de las libertades? y cinco por la izquierda. Esta confirmó todos sus presidentes con resultados clamorosos. En Campania, Toscana, Emilia-Romagna y Umbria la coalición del Olivo superó el 60 por ciento. De las otras seis que perdió la derecha, tres son regiones claves. En Piamonte, la otra región clave del Norte, ganó la economista Mercedes Bresso. En el Lazio, la región de Roma, el postfascista Francesco Storace, con una agresiva gestión clientelar, había ganado el apoyo pleno de la iglesia y sin embargo perdió mientras en el profundo sur, en Apulia, ganó el comunista Niki Vendola. Es la primera vez desde 1989 que un comunista es presidente de una región y es una victoria que descongela millones de votos de la izquierda radical italiana que, en un sistema bipolar, se habían deslizado lentamente hacia la abstención. El mapa se tiñe así de rojo. Considerando las regiones que no votaron, son apenas tres de veinte las que siguen con gobiernos de derecha. Los flujos electorales registraron un movimiento derecha-izquierda de dos millones de votos, alrededor del siete por ciento, algo increíble para las tradiciones políticas italianas. El centro izquierda suma hoy el 52 por ciento de los votos. Era el 46 por ciento en las europeas de hace un año y el 43 por ciento en las políticas de 2001. Especular es el resultado de la derecha que pasa del 51 del 2001 al 45 actual. Mientras todos los aliados mantienen sus votos, el partido de Berlusconi en cuatro años ha pasado del 29,4 al 18,6 por ciento.


ENTRE LA ESPADA Y LA PARED. Silvio Berlusconi se encuentra así como rehén de la Liga Norte sabiendo que esta alianza provoca su derrota en el resto del país, que percibe su gobierno como una dictadura del norte contra los intereses del centro y del sur. Aunque es improbable que se adelanten las elecciones políticas previstas en 12 meses, sus aliados podrían exigir que sea sacrificada la reforma constitucional impuesta por la Liga Norte. Esta, por supuesto, jamás aceptará dar marcha atrás. Berlusconi, en evidente dificultad, ya inició con una sorpresa una larga campaña electoral en la cual se juega todo. Los italianos se habían acostumbrado a su rechazo a debatir públicamente con cualquier adversario. En la construcción de su imagen, el colocarse por encima de los partidos y de los políticos era fundamental para presentarse como el hombre de la providencia. Pero ahora, con siete puntos de desventaja, cualquier manual de politología le hubiese aconsejado el gran paso. Y el martes de noche, sorpresivamente, los italianos han visto por primera vez en diez años al jefe de gobierno participar, como un común mortal, en una transmisión televisiva debatiendo con políticos de la oposición. Hasta ahora sólo lo habían visto vender su mercadería sin ningún oponente. Berlusconi ha construido su imperio utilizando la tevé y probablemente nadie como él sabe sacarle provecho. Sin embargo, las leyes de la política dicen que su tiempo se está acabando y dentro de la misma derecha ya ha empezado la batalla para su sucesión.