Brecha – Italia – El hombre de la tevé no convence más

A cuatro semanas de las elecciones en Italia, un Silvio Berlusconi furioso intenta modificar los pronósticos infaustos. Sin embargo tampoco en la tevé, su medio natural, logra convencer más.
Gennaro Carotenuto desde Roma
Faltan 23 días para las elecciones políticas italianas del próximo 9 y 10 de abril. Según los sondeos, la coalición de centroizquierda liderada por Romano Prodi lleva desde hace meses una ventaja de entre cuatro y cinco puntos. Ni siquiera el cara a cara del lunes 13 ha logrado mejorar la imagen del primer ministro que durante toda su carrera ha utilizado, quizás como ningún otro político del mundo, el medio televisivo. Más de 17 millones de televisores fueron sintonizadas en el primer canal de la rai para ver frente a frente al cavaliere con el mismo rival de hace diez años, Romano Prodi. Durante una hora y media Berlusconi atacó como siempre, hablando repetitivamente de los crímenes del comunismo y de la supuesta falta de credibilidad de Prodi. Ha pintado una imagen de una Italia irreal donde bajo su gobierno todo iría bien y ha insultado constantemente a su rival que ha sido considerado ganador prácticamente por todos. Los mismos aliados de Berlusconi han criticado al primer ministro: “Aconsejo a Berlusconi un poco de realismo. No se puede seguir repitiendo que en Italia todo va bien”, ha dicho el ministro de Exteriores, Gianfranco Fini. Su compañero de partido, el ministro de Agricultura Gianni Alemanno, agregó: “Berlusconi parece que miente hasta cuando dice la verdad”.
BERLUSCONI CONTRA TODOS. El domingo Berlusconi había tropezado en otro incidente. Entrevistado por la periodista Lucia Annunziata, después de pocos minutos de trasmisión, frente a preguntas no rituales, abandonó enojadísimo los estudios televisivos ante la sorpresa y el escándalo generales. Berlusconi lamenta constantemente que las reglas de la campaña electoral, que equilibran la presencia televisiva de los políticos, le impidan explicar a los italianos los logros de su gobierno. Antes de que estas reglas fueran aplicadas Berlusconi se enfrascó en un tour de force participando durante semanas hasta en cuatro o cinco trasmisiones televisivas diarias, prefiriendo la mañana y la tarde, cuando delante de la tevé están los ancianos, las amas de casa y personas de baja escolaridad. Difícilmente hablaba de política el primer ministro: prefería cantar, cocinar, contar chistes y hacerse el galán. En las elecciones de 2001, cuando era favorecido por los sondeos, Berlusconi rechazó rotundamente cualquier cara a cara con los rivales. Ahora busca desesperadamente cualquier oportunidad mediática, como cuando, hace dos semanas, pudo hablar en el Congreso estadounidense en Washington.
Si en un país en recesión y con indicadores económicos que son los peores de toda la Unión Europea, Berlusconi no puede hablar de política, la centroizquierda presentó un programa de casi 300 páginas. No hay ninguna ruptura con el berlusconismo y el mismo Prodi afirmó que la mayoría de las “reformas” neoliberales de Berlusconi quedarán en pie, porque no se puede volver a empezar a cada legislatura. Entre una centroderecha que no puede y una centroizquierda que no quiere, la política es la verdadera desaparecida de una campaña electoral con rasgos mezquinos. Hasta la Unión Europea se preocupa. El jueves 16 el más derechista de los siete grupos parlamentarios que componen el Parlamento Europeo ha expulsado a la Liga Norte, el aliado más firme de Berlusconi, por ser demasiado racista y xenófoba.